Saluda del Párroco:
Queridos hermanos y
hermanas:
Estas son las primeras
fiestas de nuestro santo Patrón, el Apóstol San Bartolomé,
que estoy entre ustedes como párroco de esta Parroquia. Con anterioridad he
estado en estas fiestas en varias ocasiones, por lo que no me siento extraño a
estas.
Nuestro San Bartolomé o
Natanael es un hombre noble, sencillo, sin ningún tipo de dobleces; capaz de
sentir y de admirarse por los acontecimientos y por las personas. Un hombre
estudioso de la Palabra de Dios y capaz de meditarla y que ésta deje huella en
su vida.
Aquí tenemos al hombre
del que Jesús, a primera, vista exclama “ahí
tenéis un israelita de verdad, en quien no hay engaño”. Un encuentro que le
lleva a avivar su fe y abrirla a nuevos horizontes: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tu eres el rey de Israel” y a partir de entonces
siguió con Jesús, se convirtió en discípulo, en apóstol, en enviado por Jesús y
testigo fiel suyo. Abierto a los signos de Dios.
¡Qué gran testigo y
modelo, San Bartolomé, para nuestra vida hoy tan convulsa!. La palabra parece
como algo sin sentido, la palabra dada una burla, las personas honestas y
sencillas fuera de moda. Optamos más por un aparentar lo que no somos y a cualquier
precio, que por ser personas auténticas, verdaderas. Nos llenamos la boca de
solidaridades pero detrás descubrimos, con tristeza, obscuros manejos. Hablamos
de crisis y hay quien se ampara en ella para hacer “su agosto”. Unos las
provocan y otros las padecen. Nadie es responsable.
San Bartolomé nos llama
a una vida auténtica, sin dobleces, a volver a descubrir los valores más
humanos, a valorar lo que cada uno de nosotros somos y lo que mi hermano
también es. Mi libertad también es la libertad de mi hermano. Somos, al menos
para los creyentes en Cristo Jesús, imagen del Dios vivo.
Para los cristianos la
Palabra de Dios no es el pasado, es Dios mismo que sigue hablando y caminando
hoy en medio de nosotros (Cfr. Jn. 1, 14). Esta nos invita a leerla con
frecuencia, a tenerla entre nuestras manos, a dejar que cale en nuestro
corazón. Ella provoca, alienta y reaviva una fe sincera, así encontramos a San
Bartolomé; por eso su fe no se queda en el pasado.
Así el papa Benedicto
XVI nos llama en su Carta Apostólica “Porta fidei” («La puerta de la fe») a
dejarnos convertir en la fe, a despertar con verdadero ardor, sin complejos,
para que la fe celebrada pueda ser más auténtica y nos ayude a llevar una vida
más coherente y servidora en la caridad.
No puedo dejar en el
olvido un grato recuerdo a mi antecesor en esta parroquia: a don Gonzalo
Fernández con su sencillez y cariño que les sirvió en este ministerio de
párroco durante diez años y con él que varias veces colaboré.
Deseo que estas fiestas
de San Bartolomé nos ayuden a encontrarnos a todos los vecinos y vecinas en un
compartir sano y alegre. Que pasemos todos unas felices fiestas.
¡Viva
San Bartolomé!
Rafael Antonio Tejera Parrilla
Cura Párroco de San Bartolomé
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